El mundo de la Mecánica Cuántica, la parte de la física que estudia cómo la luz y la materia se comportan en las escalas más pequeñas, no puede ser más desconcertante. Está repleto de realidades familiares para los científicos pero «imposibles» para el resto de los mortales.
Sin embargo, el teletransporte de información no es ciencia ficción. Es una realidad conocida desde 1993, y hoy en día ya hay empresas que lo utilizan para crear redes de comunicación en teoría indescifrables. También hay científicos que lo estudian para crear los ordenadores cuánticos, los computadores que en cuestión de años multiplicarán las capacidades de los superordenadores más potentes hoy en día. Y no solo eso, el pasado 16 de agosto China dio un gran salto en esta tecnología tras lanzar el primer satélite cuántico al espacio. Desde allí arriba, pondrán a prueba el fenómeno del teletransporte entre el espacio y la Tierra, y tratarán de asentar las bases para crear una red global de comunicaciones cuánticas. Todo esto explica en parte por qué la Unión Europea lanzará en 2018 un proyecto financiado con 1.000 millones de euros para potenciar las tecnologías cuánticas.
Muchas empresas, ya comercializan dispositivos de criptografía cuántica. En China además hay redes de este tipo para conectar bancos o instituciones del gobierno ha dicho este investigador. «El problema es que estos sistemas de fibra óptica solo funcionan a distancias de decenas de kilómetros. Pero con el satélite, se podría aumentar esta distancia». Mientras que en el suelo hay muchas interferencias a causa de la absorción de la luz en la fibra óptica o por otras partículas, en el espacio el ruido que puede interferir con los fotones es menor. De hecho, la misión QUESS pretende probar las comunicaciones cuánticas a una distancia de 1.200 kilómetros, cuando hoy en día el récord en tierra está en los 300.
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